lunes, 2 de febrero de 2015

Los tópicos sobre la Universidad o la mala educación

El pasado lunes 26 de Enero tuvo lugar, organizado por el Consejo Social, un encuentro sobre el Emprendimiento en la Universidad Pública de Navarra. Hubo nutrida asistencia de personas de dentro y fuera de la casa, en particular de aquellos que forman parte del denominado Foro Social.

En su introducción el presidente del Consejo Social, Román Felones, recomendó con acierto que en el debate procurásemos huir de los tópicos, intentando ser constructivos. Tras las presentaciones de Cristina Bayona (directora de área de Transferencia de Conocimiento), Ignacio Matías (profesor de la UPNA, en calidad de emprendedor) y Carlos Fernández Valdivielso (Director Gerente de SODENA), se produjo un debate con aportaciones variadas, constructivas e interesantes.

Pero hete ahí que, cuando la cosa terminaba, uno de los invitados se despachó con el consabido argumento del alejamiento de la Universidad de las Empresas, el desconocimiento de la investigación que hace la Universidad, y que en junio tenemos exámenes y en verano vacaciones y, por tanto no atendemos los requerimientos de la (su) empresa. Por educación, y porque no era el lugar, no se me ocurrió rebatir con datos no ya solo que eso era una opinión poco sólida, sino que además estaba mintiendo en parte de la información aportada. Por suerte, un joven profesor contratado doctor de la casa se encargó con cierta ironía de poner las cosas en su sitio.

Pero hete ahí también que, al decir que era profesor “contratado” y que él trabajaba muchas horas e incluso los fines de semana, otra persona presente intervino y con “mucha gracia” dijo: “¿has dicho que eres contratado?”, dando a entender que si fuera funcionario no trabajaría tanto.

Puedo llegar a aceptar tópicos como los anteriores, y estoy casi convencido de que es imposible luchar contra ellos, cuando mi padre, año tras año, me sigue preguntando al llegar los sanfermines eso de “¿Qué?¿hasta septiembre fiesta no?”, obligándome a responder: “No, papá, en la Universidad seguimos trabajando”. Pero lo que no puedo soportar es la mala educación. A mí me enseñaron de pequeño que si alguien me invita a su casa, y acepto, debo ser en primer lugar agradecido. Si no me gusta la comida que me ofrecen decir educadamente que no me apetece, y no opinar sobre un cuadro que me parece horrible salvo que insistan en que dé mi opinión.

Solo la mala educación, o la mala fe, pueden explicar la actitud de algunos a los que invitas a tu casa a que den su opinión sobre un asunto y aprovechan para escupir sus prejuicios y tópicos sobre otros que nada tienen que ver. Dicho esto, reconocer que la buena educación y la actitud positiva fueron, hechas estas excepciones, la norma en el resto de los asistentes, y así debo hacerlo notar y agradecer.