sábado, 2 de octubre de 2021

Entre Ignorantes

 

Comenzaré esta entrada aceptando que el Alcalde de Tudela me atribuya una “ignorancia supina”, en unas declaraciones suyas en relación al Campus de la UPNA en esa ciudad. Y es que los que nos dedicamos a la ciencia nos reconocemos ignorantes porque sabemos que es infinitamente más lo que desconocemos que lo que conocemos. Aun así, me atrevo a poner a prueba quién de los dos es más ignorante respecto del tema que nos ocupa.

Así, me gustaría recordarle en primer lugar al señor Toquero que la decisión de crear un Campus en Tudela fue fruto de lo que se suele denominar como “decisión política”, es decir, aquella que se toma sin la información suficiente, sin que haya una necesidad evidente o, lo que es peor, a sabiendas de que no es la correcta e incluso contraproducente (salvo para los intereses de quien la toma). Y es que no conozco a ningún político foral, pasado o presente, de uno u otro signo, que niegue en privado que la decisión de crear un campus en Tudela fue un error. El señor Toquero sería, en lo que a mí respecta, el primero que lo negara.

Todos los informes disponibles en los años previos a la decisión apuntaban claramente a la inviabilidad del Campus, de tal modo que quienes en esos momentos dirigían la UPNA, con su Rector a la cabeza, se opusieron firmemente y con buen criterio a la extensión de la universidad a Tudela. El propio Consejo Social de la UPNA, en el que está representada la sociedad (Sindicatos, Empresarios, Parlamento, etc) avaló esta postura.  

Desconozco las presiones que finalmente hicieron sucumbir a la Universidad para dar vía libre a la extensión, y llevar allí dos títulos de Grado. Dado ese paso, posteriormente, desde el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra, gobernado entonces por relevantes personas del entorno tudelano, se blindó la construcción y dotación del Campus de Tudela mediante financiación denominada “afecta”, y que la UPNA solo podía destinar a ese Campus. Por cierto, la decisión de construir el Campus en las afueras de la ciudad no pudo ser más desacertada a efectos de conseguir una buena imbricación en la ciudad.

Antes de que quien suscribe esta carta pronunciara en 2018 la ahora recordada frase de “impartir alguno de los nuevos Grados en Tudela sería una locura”, ha habido rectores -permítaseme incluirme entre ellos- y equipos rectorales que han intentado, sin éxito, inyectar actividad diversa (formación, investigación, extensión,…) en el Campus de Tudela. Un ejemplo paradigmático ha sido el Aula de la Experiencia; un éxito en Pamplona y que allí ha ido languideciendo por falta de demanda, no por falta de dedicación y mimo desde la UPNA.

Y es que, como anticipaban los informes elaborados a principios de este siglo, las características demográficas, la demanda industrial, la demanda formativa, etc., no justificaban ni justifican la creación de un campus universitario. Sólo los espejismos de algunos promotores de la idea, imaginando Tudela llena de estudiantes foráneos alquilando alojamientos y dando vida a la ciudad, fueron capaces de generar un efecto mariposa que concluyó con la mencionada decisión política. Ejemplos similares hay unos cuantos en España, con campus periféricos fallidos, a los que nadie se atreve a hincar el diente, léase, cerrarlos.

El último informe relativo a este asunto, y que el alcalde Toquero ignora a pesar de haber sido encargado por el Ayuntamiento, dejaba bien claro en sus conclusiones que los “responsables locales” deben definir una estrategia y un plan de desarrollo local con la participación de todos los agentes de influencia. Dentro de ese plan, la UPNA deberá, siempre respetando su propia autonomía, responder y contribuir como agente clave en el desarrollo de la zona, como ya ha hecho y está haciendo en el conjunto de Navarra. Es ese el orden, y no el contrario, como ha venido ocurriendo históricamente: desde el Ayuntamiento se le ha pedido y exigido a la Universidad implantar nuevos Grados y otra actividad académica, sin ningún criterio objetivo, como si eso fuera suficiente para generar desarrollo en la región. Exigencias por otra parte no correspondidas con el apoyo del Ayuntamiento que, por el contrario, ha financiado generosamente a la UNED. La comparecencia del Alcalde en el Parlamento cae en un planteamiento victimista y de exigencia hacia la UPNA, sin aportar absolutamente nada.

Para alegría del señor Toquero ya no soy Rector de la UPNA ni lo he sido durante su mandato, así que no podrá responsabilizarme de lo que ocurra con el campus de Tudela. Él tiene la responsabilidad de promover y liderar la transformación del entorno social y económico de la zona, y estoy seguro de que la UPNA responderá y asumirá el reto. Supuesto que lo intente, y si no lo consigue, seremos los demás los que le pediremos responsabilidades a él.

NOTA. Esta entrada ha sido publicada el 2/10/2021 como artículo de opinión en Diario de Noticias

lunes, 1 de febrero de 2021

Reconocimiento a Manu Ayerdi

 Vaya por delante que siempre me he considerado un “fan” de Manu Ayerdi, a quien por encima de todo aprecio personalmente. Y vaya también por delante que nada tengo que ver ni me identifico con el partido en el que milita. Dicho esto, me siento en la obligación moral de mostrar públicamente mi apoyo, en estos momentos difíciles para él, a una persona que ha trabajado incansablemente por el desarrollo económico, social, y en suma el bienestar de Navarra. Primero como Vicerrector y después como Rector de la UPNA, he tenido ocasión de conocer, colaborar y trabajar con muchos consejeros y también otros altos cargos públicos de Navarra. Eso, creo, me da una perspectiva suficiente para poder valorar la labor de Manu Ayerdi como Vicepresidente y Consejero de Desarrollo Económico.

En ese sentido, solo puedo calificar su desempeño en el cargo como excepcional. En pocas personas puede encontrarse la confluencia de cualidades como el nivel intelectual, liderazgo, visión, empatía, unidas a una infinita capacidad de trabajo que atesora Manu. En mi relación con él, el mínimo atisbo de sesgo político, y sí una disponibilidad absoluta, búsqueda incansable de consenso y sobre todo deseo de lograr el bien común.

Por ello me parece que la dimisión de Manu Ayerdi es una gran pérdida para Navarra, donde escasean de forma preocupante personas como él, capaces de promover y liderar transformaciones de gran impacto positivo en nuestra región. El asunto DAVALOR pasará más pronto que tarde, una vez cobrada la víctima, al olvido, pero su legado perdurará aunque algunos no querrán reconocerlo. No prejuzgo lo que los tribunales dirán al respecto, pero de lo que no me cabe duda es que su actuación fue guiada únicamente por su convencimiento de que era un buen proyecto para Navarra. Su entusiasmo por lo que hacía, otra de sus cualidades, quizás le jugó aquí una mala pasada.

En su comparecencia, se refería el ya exconsejero a la necesidad de buena política. En ese sentido, no puedo terminar esta carta sin calificar todo esto como una muestra de la, por desgracia frecuente, pésima política: los unos diseñando leyes y normas pensando en otros, sin reparar en que pueden llegar a aplicárseles, y los otros utilizando esas normas en las que no creían para derribar a los unos. Hacéoslo mirar los unos y los otros.

NOTA: Esta entrada se ha publicado como carta al director en Diario de Navarra y Diario de Noticias