No acabo de entender las razones
por las que hay una corriente de opinión, no mayoritaria pero desde luego sí
influyente, que se empeña sistemáticamente en hablar mal del sistema
universitario de nuestro país. Y las universidades, que será por cosa del
género sufrimos a veces el síndrome de mujer maltratada, hasta lo comprendemos
y acabamos hablando mal de nosotras mismas. Y no es que no hagamos cosas mal,
que seguro que hacemos muchas, pero desde luego bastante mejor que otras muchas
instituciones o colectivos desde los que surge la crítica. No en vano la
Universidad sigue siendo una de las instituciones mejor valoradas por los
ciudadanos, si no la que más, nuestros egresados son muy apreciados dentro y
fuera de nuestras fronteras, y la investigación en España (recordemos, 2/3 del
total atribuible a las Universidades), coloca a nuestro país en la novena o décima posición mundial con una cuota de
producción creciente.
A falta de argumentos más
elaborados, el mantra de esa corriente de opinión que mencionaba al principio
se resume en la afirmación “No hay ninguna universidad española en la
clasificación de las 100 mejores del mundo”.
Argumento aparentemente irrefutable.
Efectivamente el dato es correcto, pero de él ni se deduce que el
sistema universitario español en su conjunto sea malo, ni que ninguna
universidad española tenga un reconocimiento internacional relevante. De hecho, me atrevo a decir que
todas lo tienen, en algunos o varios ámbitos de especialización. Por tanto
estamos ante una verdad, con intención de mentir.
Ante esta afirmación solemos
defendernos argumentando que tampoco ninguna de nuestras universidades está
entre las 100 mejor financiadas del mundo, lo cual es rigurosamente cierto. O esgrimimos
que la si la ciencia española está en el buen nivel internacional que está, no
será porque los mayores productores de la misma lo hagamos fatal. O decimos que
con los criterios e indicadores que usan esos rankings, jamás una universidad
española podrá entrar en ese “top 100”.
Pero ahora, y para demostrar la
falacia del argumento, que no del dato, les daré otro dato objetivamente cierto.
Ninguna empresa española está entre las 100 del mundo que más Investigación y
Desarrollo realizan de acuerdo con los datos de la revista IEEE Spectrum. ¿Qué significa este dato?. Pues no lo sé muy bien, pero no
soy tan osado como para afirmar a partir de él que las empresas en España son
un desastre, y que somos un país de ladrillo y turismo. Además, enseguida se me
ocurren contraejemplos y razones para pensar que no es así. Pienso en el grupo
Inditex, ejemplo mundial de innovación
en la logística y la distribución. Pienso en Talgo cuya apuesta por la
tecnología le ha llevado a vender sus trenes por todo el mundo. Y pienso
también en ejemplos, más pequeños, como BQ que en poco tiempo han conseguido
diseñar, desarrollar y vender dispositivos móviles en un mercado enormemente
competitivo.
Será que pienso así porque como
investigador (universitario) intento ser objetivo y deducir siguiendo la lógica,
y no me dedico a buscar datos e interpretarlos de forma que se ajusten a la
conclusión que a priori tengo, cosa que me temo a algunos les pasa cuando oyen
la palabra Universidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario