La pasada semana se proclamaron los
nombres de los nuevos vocales electos de la Comisión de Investigación. De
acuerdo con la reforma de los Estatutos de la UPNa, correspondía votar a nueve
representantes de otros tantos grupos de áreas de conocimiento, frente a los
dieciséis que hasta el momento se elegían. A pesar de la reducción en número
total de representantes, y del aumento
de candidatos elegibles (por la
incorporación de Contratados Doctores), en dos grupos de áreas no se han
presentado candidatos, en otros tres el candidato era único, y en el resto,
cuatro, han sido dos los candidatos para cada puesto.
Una situación semejante, con tal escasez
de candidatos, no se había producido nunca en esta importante comisión aunque sí
era habitual en la Comisión de Doctorado, en la que algunos de sus miembros han
tenido que ser designados por sorteo en
las últimas elecciones. Sin embargo, el dato de la falta de interés, también
reflejado en la escasa participación en las votaciones, no puede dejarnos
satisfechos y debe ser motivo de reflexión.
Supongo que en todo esto tiene mucho que
ver la situación vivida en la Universidad, y en su entorno, en los últimos
años. Por un lado, la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior está
suponiendo un importante esfuerzo en la labor docente de todo el profesorado en
detrimento, me temo, de la dedicación a la investigación. Por otra parte, la dificultad, si no imposibilidad, en una situación
de crisis, de abordar acciones novedosas de incentivación de la investigación,
hacen seguramente poco atractivo el trabajo en este tipo de comisiones. Estas
son seguramente algunas de las razones pero es necesario, como he dicho,
reflexionar sobre esta situación, e intentar revertir esta tendencia.
En todo caso, aprovecho estas líneas para
mostrar mi reconocimiento a aquellos compañeros que, hayan sido o no elegidos,
han mostrado su disponibilidad para trabajar en esta comisión.
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