La creación del Instituto de
Investigación Sanitaria de Navarra (IISN) fue noticia de interés público y
elemento de debate político en la primavera de 2011, y vuelve a serlo ahora más
de dos años después. En aquel momento, porque la Universidad Pública de Navarra
había sido, literalmente, ignorada en su creación y ahora porque no ha aceptado
las condiciones con las que se le invita a formar parte del Instituto.
La UPNA ha hecho pública su
decisión, tomada unánimemente por el más alto órgano de gobierno en el que está
representada toda la comunidad universitaria, y, lo que es más importante , ha
dejado claras las razones por las que la ha tomado, razones en las que pretendo
abundar a continuación.
Cuando en 2011 la UPNA tuvo
conocimiento del proyecto de creación de este Instituto consideró que no solo
era conveniente que Navarra tuviera un organismo público de estas
características, sino también necesario para el futuro a medio y largo plazo de
la investigación sanitaria en nuestra Comunidad. En nuestro caso, se trataba de
un interés genuino, porque aunque la existencia del IISN (en esencia un
Instituto reconocido y acreditado por un organismo nacional) no es condición
necesaria para el desarrollo de la investigación sanitaria en Navarra, su creación
nos parecía de gran interés tanto para la Universidad Pública de Navarra y sus
investigadores como para los investigadores del sistema sanitario público.
Nos parece interesante porque no
podemos ocultar que la Investigación en temas de salud en Navarra, la pública
me refiero, perdió el tren hace muchos años. Prueba fehaciente de la debilidad
de la investigación pública en salud es el hecho de que, teniendo en cuenta los
requisitos que la normativa exige para la creación de un IIS, sería imposible
en la actualidad en la Comunidad Foral de Navarra constituir tal instituto sin
el concurso de la sanidad privada. Pero el IIS, aunque sea en sí un elemento
valioso para la investigación, no se puede ver como la panacea para que el
sector público vuelva a engancharse a ese tren.
Y es que también creemos, y así
lo hemos defendido, que resultaría ingenuo pensar que una investigación
sanitaria pública residual, al lado de una privada con mucha más fuerza, vaya a
crecer en un instituto en el que al socio privado se le otorgan prerrogativas
que ninguno de los otros socios públicos, UPNA y Gobierno de Navarra tendrían.
Me refiero, y esto es lo que la
UPNA ha defendido en todo este tiempo, al derecho de veto implícito que subyace en la
composición y formas de votación del Patronato en cuestiones tan relevantes
como modificaciones estatutarias, elección del director científico, o determinación
de líneas de investigación, por ejemplo. Este es el meollo de la cuestión: más
allá del juego de cifras que a veces se manejan descontextualizadas (patronato
50% público, 50% privado, 2/3 de mayoría cualificada para las decisiones
importantes), lo importante desde nuestro punto de vista es que un Instituto de
Investigación Sanitaria que aglutine toda la investigación de Navarra en este
ámbito y que maneje, no nos engañemos, financiación mayoritariamente pública,
no debe dar semejante capacidad de decisión estratégica a una entidad privada.
Ello no significa que una entidad
privada sin ánimo de lucro, cualquiera que sea, y que pertenezca a un instituto
de estas características no pueda obtener recursos económicos y apoyo de todo
tipo si sus proyectos tienen el nivel científico exigido y se enmarcan en las
líneas y objetivos estratégicos determinados por el centro. Pero precisamente
la clave radica en la distinción de estas dos cuestiones. Las líneas estratégicas
deben definirse fundamentalmente en el ámbito de lo público, teniendo en cuenta
por supuesto a otros actores. ¿Cómo si no se han elaborado el Plan Estratégico
de Salud o los Planes Tecnológicos de Navarra?. Respecto del nivel científico,
todos los investigadores tenemos asumido e interiorizado que competimos con
otros para conseguir fondos. Eso sería así dentro del instituto, pero está
claro que no todos parten en las mismas condiciones ni por tanto tienen las
mismas posibilidades.
Llegados a este punto, habrán
podido comprobar que aún no me he referido a la investigación o los
investigadores de la UPNA. Y es que, y eso queda patente en el Acuerdo de
Consejo de Gobierno, nuestro planteamiento no ha sido nunca qué ganaría o
perdería nuestra institución aceptando estar en el IIS en estas condiciones, ni
si nuestro peso en él ha de ser mayor del que se nos otorga.
En la UPNA somos plenamente
conscientes de nuestro peso relativo en la investigación sanitaria. Es cierto que somos ambiciosos de cara al futuro,
como no podía ser de otro modo, y seguimos trabajando en situarnos en el ámbito
de la investigación sanitaria en el nivel de excelencia en el que ya nos hemos
situado en otros ámbitos científicos en nuestros 25 años de vida. Por ello la UPNA a pesar de no contar, de
momento, con una Facultad de Medicina ha hecho una apuesta clara por la
investigación en salud y seguirá por tanto buscando las colaboraciones y
financiación necesarias para mejorar los magníficos resultados conseguidos.
Nuestra postura es clara. Como
también parece claro el apoyo mayoritario de los investigadores del SNS a la
propuesta del Departamento de Salud. La postura es muy comprensible desde la
óptica de quien ve en el IIS una oportunidad de salir de una situación en la
que su investigación se desarrolla con grandes dificultades. Habría que
preguntar a todos los sanitarios que ahora no pueden investigar pero aspiran a
hacerlo si se sentirán cómodos en un IIS como el que se les ofrece.
Dicho todo lo anterior, hemos de
valorar muy positivamente el esfuerzo realizado por el Departamento de Salud
del Gobierno de Navarra intentando conseguir un acuerdo entre todas las partes,
aunque seguimos sin entender la razón última de por qué la dirección
estratégica de un organismo público tiene que depender del veto de una entidad
privada. No nos queda duda, y así se nos
ha hecho saber, de que su deseo es que formemos parte del futuro IIS. Y se nos
pide que reconsideremos nuestra postura, y eso es lo que ya hemos hecho con un
segundo Consejo de Gobierno para tratar monográficamente este asunto.
Y hemos dicho, rotundamente, que sí
queremos estar en el IIS, pero no en estas condiciones. La solicitud de
reconsiderar debe apuntar ahora en otras direcciones de las que, por cierto,
todavía no conocemos su posición ni sus razones. El Departamento de Salud
debiera explicar por qué renuncia a ese liderazgo público, y la Universidad de
Navarra qué le impediría aceptarlo.
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