lunes, 23 de enero de 2012
El nuevo doctorado
Esta semana se ha dado a conocer el nombramiento del profesor José Miguel Múgica como Director de Área de Doctorado y Campus de Excelencia, dependiendo del Vicerrectorado de Investigación. Con ello hemos pretendido, entre otros objetivos, dar un mayor impulso a los cambios en la organización del doctorado en la Universidad Pública de Navarra. El nuevo Real Decreto de doctorado, publicado en Febrero de 2011 (http://www.boe.es/boe/dias/2011/02/10/pdfs/BOE-A-2011-2541.pdf) , nos obliga a algunos cambios normativos que es necesario acometer.
Sin embargo, y más importante que estos cambios normativos, está la nueva concepción del tercer ciclo que subyace a ellos, o más bien los inspira. En particular, las Escuelas de Doctorado pretenden ser el marco en el que organicen los nuevos programas de doctorado, y se provea a los doctorandos (investigadores en formación) de un conjunto de competencias que les permita insertarse en el entorno productivo y social, independientemente de cual haya sido su ámbito de investigación. Todo ello garantizando por supuesto que su tesis doctoral suponga una contribución a la creación de nuevo conocimiento, como corresponde a toda actividad investigadora.
Las Escuelas deben intentar acabar con el aislamiento y la invisibilidad en que muchas veces se lleva a cabo la actividad de los doctorandos, a través de la organización de actividades en las que participe todo este colectivo, fomentando la interdisciplinariedad y el intercambio de experiencias. En la UPNa tenemos ya muy avanzada la propuesta de creación de la Escuela, y la adaptación de la normativa, que se hará conocer a la comunidad universitaria, y se llevará a continuación a los órganos competentes para su aprobación.
Los jóvenes doctores, además de ser la cantera para universidades y centros de investigación, son sin duda el instrumento clave para lograr el trasvase y transferencia de conocimiento desde la Universidad hacia la sociedad, y este cambio es una buena oportunidad para hacerlo de forma más eficiente.
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Ojalá el nuevo marco de doctorado contribuya a la interdisciplinariedad. Los jóvenes doctores -sin duda- tienen menos prejuicios, la mente más abierta y con espíritu de equipo y, sobre todo, no tienen tantos temores para traspasar los fundamentos epistemológicos aprendidos y explorar otras posibilidades de investigación. Enhorabuena por crear condiciones para la innovación.
ResponderEliminarEnhorabuena por esta idea. Debo decir que lamnetablemente en mi proceso de investiagación muchas veces me he sentido navegando contracorriente y completamente en solitario. Quizá parte de la culpa es mía, sin duda, pero también creo que la universidad como institución debería también brindar a sus doctorandos mejores vías de comunicación y darles más oportunidades de compartir sus conocimientos. Yo por lo menos no he tenido esa oportunidad. Otra razón quizá sea el hecho de estar haciendo un Doctorado en Educación, que en el contexto de los doctorados pareciera a veces ser el último de la fila... Los primeros lugares siempre los ocupan aquellos doctorados relacionados con la ciencia y la tecnología. La educación, esencia del quehacer universitario, y las investigaciones relacionadas con la misma parecieran tener muy poca relevancia. Aparentemente no contribuyen al progreso y al desarrollo. Quizá ese sea uno de los grandes problemas de la sociedad moderna: estamos demasiado ocupados en "progresar" científica y tecnoloógicamente, y se nos olvida que educar a los individuos es también una tarea esencial y, si se quiere, mucho más compleja que producir ciencia.
ResponderEliminarLos dos comentarios, provenientes del ámbito de las ciencias humanas o sociales inciden en una situación que por desgracia se produce con frecuencia, y es la sensación de soledad y a veces desamparo en el trabajo del doctorando. A diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en áreas científicas y tecnológicas, donde es más habitual el trabajo en equipo, la labor individual es más frecuente en el entorno social y humanístico dando lugar a esa sensación de soledad.
ResponderEliminarA eso se une la situación "transitoria" de los doctorandos que ni son alumnos, ni acaban de ser trabajadores, quedando en tierra de nadie. Por eso, la nueva estructuración del doctorado es una oportunidad para invertir esa situación de modo que pueda haber un verdadero colectivo de doctorandos (investigadores en formación), que compartan conocimientos, experiencias, formación y sean capaces, como dice Ana, de explorar otros campos de investigación distintos al suyo.
Respecto a los doctorados en educación, es obvio que no son menos importantes que otros. Sí que en nuestra universidad, y en otras, tienen una presencia mucho menor, quiero creer, debido al tipo de titulaciones que podrían alimentar ese doctorado: diplomaturas que no permiten acceso directo al doctorado.
Gracias Alfonso por su respuesta y sus aclaraciones tan pertinentes. Espero tener, en un futuro próximo, alguna oportunidad de compartir mis conocimientos y sobre todo de apender de otros y con otros que tienen mucha más experiencia que yo en este campo.
EliminarLlevas toda la razón Alfonso. La sensación de "soledad" en las ciencias humanas y sociales es, quizás, mayor que otros campos. Gracias, eso sí, a nuestra sociedad red podemos imaginar y crear espacios de trabajo y de comunicación que ayuden a superar el "desamparo". Si, además, nuestra universidad, proporciona condiciones para que nuestros doctorandos compartan inquietudes y exploren territorios epistemológicos nuevos pues genial. Estamos, sin duda, de enhorabuena.
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